La Guerra: un juego de nunca acabar

Desde siempre existieron conflictos bélicos que cobraban la vida de gente inocente, de gente pacífica que no les quedaba otra que aceptar las decisiones tomadas por sus superiores. En medio de todo esto están los niños que son quienes menos comprenden el proceso y quienes se encuentran más desamparados ante los ataques de misiles y torturas enemigas.
Según un informe, denominado “Examen estratégico del Estudio de Machel”, publicado por Unicef estiman que son 1.000 millones los niños que viven en zonas de conflictos bélicos de los cuales unos 300 millones no superan la edad de cinco años.
Estas criaturas nacen y se desarrollan en un ambiente de conflicto permanente sufriendo las catastróficas consecuencias que se derivan a raíz de ellos y se convierten en un blanco importante de ataque.
El siguiente informe recalca algunas de las consecuencias que ocasiona: “la guerra viola los derechos del niño: el derecho a la vida, el derecho a vivir en una familia unida, el derecho a la salud y la educación, el derecho a recibir protección contra la violencia y el abuso, y el derecho a recibir asistencia humanitaria”.
Como nunca, el mundo se vio tan invadido por imágenes de niños padeciendo cada uno de los acontecimientos terroríficos que atentan contra su vida y contra la de sus seres queridos. Como nunca, el mundo fue tan testigo de los problemas que deben enfrentar a diario, del desarraigo familiar que sufren, de la miseria que padecen, de la contaminación a su alrededor y del estado de shok que deben experimentar ante una desgracia.
¿Alguien hace algo para protegerlos? ¿Y el rol de los Estados que supuestamente debería encargarse de su protección? Acaso, ¿poco les importa su bienestar?
Los Estados involucrados en estos enfrentamientos, piensas las situaciones de forma fría, calculadora, sin importarle el daño que ocasionan, las secuelas que dejan. Ellos pasan deprisa y con furia, llevando consigo y aplastando a cuantas victimas se les cruce por su camino.
Entre ellos se encuentran los niños que no poseen las armas para defenderse y que crecen con grandes huellas de dolor. Hoy en día son muchos los países que se imponen para impedir que esto suceda.
"Se han logrado progresos para mejorar la protección jurídica internacional de los niños en los conflictos armados", dijo la Directora Ejecutiva de UNICEF, Ann M. Veneman. "Los niños y niñas que han perdido su infancia a causa de la guerra no deben perder también su futuro".

Es ardua la tarea que se debe desempeñar en esta área, pero no es imposible. Lo importante es concientizar a los Estados para que protejan a los niños ante cualquier ataque dañino a su vida. Es primordial forjar en ellos una mentalidad a futuro basada en la paz.